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No puede dormir tranquilo aquel que alguna vez abrió los ojos.- |
Cuántas veces pronuncié tu nombre,
cuántas otras admiré tu ejemplo. Somos tu sombra, sólo tu sombra.
Me enseñaste a sentir y a pelear. A no perder la ternura, pero jamás
abandonar la firmeza. Me educaste, me despertaste. Sacaste de un
tirón el bando que cubría mi mirada y aprendí que, desde ese día,
ya no podía volver a cerrar los ojos. Alimentaste mi espíritu y lo
seguís haciendo. En cada minuto, en cada segundo; con cada latido.
La sangre corre, estamos vivos y nos urge la libertad. A mi
alrededor, pequeños mártires desalentados, abatidos por el discurso
imperante, cómplice de una batalla inconclusa. Y ahí nace el
miedo, el temor a perderse en la estela de una guerra discursiva.
4 comentarios:
Me encantó!!!!!!!!!!!
Gloriosamente emocionante, como si se hubiera soltado un incontrolable manojo de hojas por la fuerza del viento.
Hace mucho que no te leía! Esto está cada vez mejor!!!
yo tuve una erección de superhombre con Nietzsche... jeje
En cuanto al desnudo no voy a ser hipócrita..
Wow... anónimo, soy tu fan. Sabelo.
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